Hace tiempo fui a un restaurante italiano con un amigo y me gustó mucho como tenían distribuida la carta: pastas y salsas. Eliges lo que quieras de cada uno y te lo preparan. Me encantó el hecho de que no te vengan los platos predeterminados de siempre, sino que puedes probar tus propias combinaciones y a veces descubres verdaderas maravillas. A parte de que el camarero me felicitó por mi buen gusto al elegir (toma!), me dijo que la mejor elección para pastas rellenas no es siempre una salsa en sí, sino añadirle verdura rehogada.
Buena cosa hizo... me puse a practicar en casa y oye, todo un acierto! Ahí os dejo un par de experimentos que probé.